Las Olas (Noispop): Si no hay caminos hay que inventarlos
Entrevista sobre su nuevo disco Perdidxs en el ruido
Por Walter Roblero Villalón
La revitalizada banda de Santiago de Chile acaba de editar Perdidxs en el ruido (Fisura, 2024) que se aprestan a lanzar en formato físico. Fue un proceso largo, pero que los devuelve a aquello que habían dejado suspendido: un corpus de canciones intensas y vivenciales, que se debaten entre la misantropía cotidiana y el amor por una comunidad que trata de sobrevivir con sus propias reglas.
Las Olas (Noispop) son un grupo como los que nos gustan por estos pagos. Lo suficientemente innovadores dentro de sus propias imposiciones romanticistas. Es una banda que no cautiva a la primera, pues es necesario romper una coraza de disonancia que los protege del imperio del oído fácil; quien traspase esa barrera puede quedarse un buen rato deleitándose con su mundo.
Junto con hacer música acelerada, ruidosa y melódica, disfrutan de los objetos que propician sus propios intereses culturales: discos, libros, fanzines y obras gráficas son parte del campo semántico que podríamos catalogar como heredero de una ética (y un sonido) indie punk de viejo cuño. Como dijo el gran Ian Svenonius en su cruzada contra la estética despojada y limpia del neoliberalismo “!todo el poder para los acumuladores de cosas!”
A propósito del lanzamiento en formato CD del sucesor de Canciones para mis amigos (2016), Matías (bajista) dice: “en realidad el formato físico, sigue vendiendo. Somos personas muy táctiles, nos gusta tocar, nos gusta ver, nos gusta sentir. Tener un CD, un vinilo, o un cassette es una experiencia artística y sensorial. Son muy importantes los recuerdos que te trae cierta materialidad; no es tanto el objeto en sí mismo como el simbolismo del objeto y lo que puede significar para ti, la melancolía que puede traer cuando te acuerdas de cuando lo compraste o de con quién lo escuchaste”.
En este sentido, el objeto como el detonante de una memoria emotiva nos lleva a la reflexión del vacío que, por el contrario, generan las formas masivas de consumo de música hoy en día. Cuando muchos artistas están cuestionando, por múltiples motivos, el streaming, reparamos en su calidad de dispositivo capaz de despojar el aura de una obra musical, para —como dijo hace poco el cantautor Will Oldham— “hacerla flotar en un éter temporal”.
Javier (batería) señala: “Pienso en las antiguas tocatas hardcore y punk, eran espacios donde la gente vendía y compartía cosas, tenían sus paños (mantas) con discos. Muchas veces yo compré discos porque la portada me parecía llamativa, cuestión que es casi impensable hoy, pues está todo el acceso a Youtube o Spotify o, antes, Soulseek. Pero el hecho de ir a una feria en una tocata, pillarse una portada que era llamativa y eso fuera motivo para llevárselo… ahí te podías encontrar un tesorito. Yo creo que eso es lo que nos mueve a nosotros, a generaciones más grandes y también lo vemos en los más chicos, donde igual hay un piño de gente que sigue sacando sus cosas por sellos independientes de distintos géneros musicales”.
A propósito, gran responsabilidad de este nuevo impulso de edición fue propiciado por el Sello Fisura, escudería que está colmando de buenas referencias el mapa de la música independiente chilena desde hace una década, y que ha sido responsable de las últimas publicaciones de grupos como Dolorio y los Tunantes, Chini.png, Columpios al Suelo o los temuquenses Asia Menor.
El lanzamiento físico de perdidos en el ruido, que se coronará con un show en el espacio Rojas Magallanes, el sábado 10 de agosto, junto a Columpios al Suelo y Paracaidistas, nos da la excusa perfecta para conversar con casi toda la banda, pues se hicieron presentes a este Camino del Sol, aparte de los ya mencionados Javier y Matías, Camila (voz) y Marina (teclados y sintes). Aylén (guitarra) no pudo participar del encuentro.
Tuvieron un receso de siete años ¿Qué pasó en el intermedio?
Camila: Tuvimos un quiebre como a mitad del 2016. Después fuimos juntándonos cada tiempo para ciertas tocatas. Recuerdo que para el estallido social, en verano, organizamos un par de fechas para apañar causas, como mandar encomiendas a presos políticos. Entonces ahí, de a poquito, nos fuimos juntando ocasionalmente; no con la intención de volver a hacer temas o grabar un disco, sino apoyar ciertas iniciativas, tocatas a beneficio, ese tipo de cosas. En el fondo, nos separamos, pero durante estos siete años igual estuvimos tocando de vez en cuando. Eso hasta mediados de 2021, que fue cuando nos juntamos a grabar el disco y eso nos impulsó a volver a juntarnos a ensayar. Entremedio, yo me fui a vivir cinco años al sur.
Javier: Bueno, yo creo que, desde que se generó ese receso, la banda siempre ha tenido ese comportamiento bien marítimo —haciendo un poco el chiste de las olas— eso de avanzar y retroceder en función a lo que sea. Siempre perduró el interés o las ganas por seguir haciendo cosas. Yo creo que todos en la banda tenemos harta inquietud musical. Siempre hemos creído que Las Olas es una cuestión súper genuina que nos ha permitido explorar, tanto sonoramente como a nivel de amistad, de forma súper distinta a la mecánica usual con la que las bandas funcionan, esas lógicas del éxito. Cuando partimos siempre tuvimos ese rollo como de no volvernos una banda pretenciosa de la fama, en una época que se empezó dar bombo a todo lo que estaba saliendo. Había un interés de los medios en agrandar una escena que estaba partiendo y en la que habían inquietudes bien distintas. Esa motivación de Las Olas se mantuvo siempre, independiente que estuviéramos más activos o menos activos. Nunca dejamos de tocar finalmente.
A propósito, da la impresión de que ustedes eran un grupo con voluntad de tocar en escenas variadas. Recuerdo que compartieron con grupos punks más antiguos y súper brutos, no necesariamente relacionados siempre con los grupos más indie pop.
Javier: Yo creo que eso está relacionado con nuestra amistades y de dónde somos también. Hay una cuestión muy de que en esa época era la escena de las bandas de la Florida, donde todos se conocían. Yo no conocía a esas personas, las empecé a conocer cuando nos comenzaron a invitar a las tocatas. Nosotros nos movíamos en un ambiente más de La Cisterna, una escena ligada a Cisterna Bizarra, si se quiere. Gente como Gangrena Surf o Tiempo Crucial, un momento bien bacán de gente que estaba ligada al punk rock. Las Olas éramos como la banda rara que tocaban en esos lugares. De a poquito como que empezó a generarse el interés desde otras escenas, quizás, o de otra gente, otros barrios, otros lugares que también tienen sus circuitos musicales. Obviamente, nos llevamos súper bien, encontramos un sonido y un público similar. Se empezó a armar una escena bien bacán, con bandas que son re buenas. Los mismos chiquillos con los que vamos a tocar, Paracaidistas o Columpios al Suelo, a quienes nosotros conocemos hace mucho, mucho tiempo.
Con Aylén, que no está ahora en la entrevista, tocábamos en una banda que se llama Napalm y los Matemáticos, con integrantes de Playa Gótica. Eso nos llevó a que conociéramos gente con las mismas inquietudes musicales. Ahora, hemos tocado en Caja Acústica, donde está El Negro de Marcel Duchamp y gente que ha ido mutando en las bandas que va formando, pero que en el fondo de esa iniciativa tienen amor por la música y por el ruido, por experimentar con los instrumentos, una cuestión que probablemente nos une. Eso, ¿qué opinas Marina?
Marina: Hiciste un gran resumen de todo, no tengo nada que agregar.
Camila mencionó antes el Estallido Social. ¿Cómo les movilizó eso en lo grupal y personal?
Javier: Desde una esfera más política, obviamente todos tenemos nuestras cosas bien claras. Fueron tiempos caóticos de salir harto a la calle, de conocer harta gente. Yo creo que había como una cuestión más comunitaria, de entender la problemática común que compartíamos todos y que había algo que hacer frente a eso. Todo terminó súper mal a mi parecer, en el sentido que todos se vendieron un poquito y como que se olvidaron de las cosas que siguen ocurriendo y que nada ha cambiado. La música era una instancia de movilizar energía y entregar mensajes. Había el trasfondo de una rabia o de algo que era necesario decir para romper la normalidad del discurso colectivo. El “todo está bien”, cuando no han cambiado mucho las cosas.
Durante ese periodo también se dedicaron a otro proyectos musicales
Camila: Si, cuando tuvimos ese quiebre con Las Olas yo me junté con la Dani, Dadalú, y armamos Chica King Kong, que tenía un enfoque muy politizado, desde el feminismo y desde las problemáticas personales que hemos vivido como mujeres. Ese fue el proyecto en el que más estuve activa durante todo ese tiempo, tocamos un montón y salimos de gira.
Marina: Entremedio estuve en un proyecto que se llamaba Non m'importa della luna. También tuve un proyecto de guitarra y teclados junto a Nico Rubio, llamado Polen. Y me acuerdo que después, cuando volvieron Las Olas, en las primeras tocatas yo no estuve; después terminé integrándome. Al principio, cuando me uní al grupo en su primera etapa, tenía un Casio chico, con unos pedales y hacía ruidos, nada melódico, nada tan armado; era más improvisado. Ya en este segundo momento entré tocando sinte y estas cosas que se escuchan en el disco que son más pensadas.
En ese sentido, ¿qué cosas te inspiran, Marina? Te lo pregunto porque las primeras veces que vi a Las Olas eran pura guitarra, pero con tu incorporación la música toma otra dimensión.
Me gusta mucho el ambient y la música japonesa, que tiene muchos sonidos brillantes, como de animé. Trato de tomar esas cosas y pasarlas al formato rápido de Las Olas. Es como una cuestión súper visual para mí, pues estudié arte. Me relaciono, en primer lugar, con una cosa de imagen y después lo traspasó al sonido.
«La banda siempre ha tenido ese comportamiento bien marítimo, eso de avanzar y retroceder».
Específicamente sobre el disco, desde que empezaron a hacerlo hasta ahora, que lo editaron, pasaron tres años. ¿Cómo fue este proceso?
Javier: La mayoría de las canciones ya las tocábamos en vivo desde antes del receso. “Lo que destruye” es el único tema que nosotros inventamos en el momento; estaba la letra, pero se improvisaron dos versiones muy distintas. Quedó en el disco porque nos gustó. Tiene sonoramente lo que nos movía en la época, cosas más ligadas al postpunk o de un sonido pop lofi, Sara Records, que eran nuestra pretensiones iniciales. Fue mutando y se empezó a transformar en algo más bailable también, porque fuimos viendo la reacción que la gente tenía con las canciones en vivo y el ambiente que se generaba. Pasó el tiempo y vimos que los temas iban a quedar botados por este quiebre. Pero un día Rodrigo Herbage y Víctor Muñoz de Fisura hablaron con nosotros y plantearon la idea de hacer el registro, como parte de la historia de la banda. Eso estuvo bacán, lo pasamos súper bien, fue bonito, fue como una especie de reencuentro entre nosotros. Y de ahí esta espera larga de tres años donde, bueno, han pasado un montón de cosas. Yo creo que también, de nuevo, este flujo como marítimo de avanzar-retroceder en ansiedades, en ganas de que salga pronto, en motivación, desmotivación y finalmente un disco que nos gustó mucho.
Hablando de las canciones, en más de una hacen referencia a los animales.
Camila: Es por admiración a los animales y un poco de odio la humanidad. Es la idea de querer aprender del comportamiento más animal, más salvaje, más genuino. De eso se trata la letra de “Lxs Animales”. También “Difícil sonreír”, que habla de inventar un origen distinto, es una canción que conversa con “Los Animales”. Es un respeto por los animales, con los cuales tenemos un camino compartido. Nosotros siempre hemos vivido con perritos y gatitos. Las canciones hacen referencia a algo más ligado a una esencia animal.
También hay como una cosa muy vitalista en las letras, junto a una especie de ambivalencia y una desazón.
Camila: Sí, claro. Es que en general las canciones del disco son muy sobre el vértigo de no tener mucho a qué aferrarnos y no saber qué camino seguir. No hay ningún camino, entonces está la necesidad de inventar uno propio. Dentro de esos procesos está algo más desde la angustia, la tristeza, pero también desde algo más esperanzador. Hay canciones que son más angustiosas y otras más optimistas, dentro de este proceso de crear un camino propio frente a la forma de vida más hegemónica, a lo que está instalado.
Javier: Sí, yo creo que cuando partimos con la banda estábamos viviendo un proceso bien complicado en temas súper distintos. Entonces llegábamos al ensayo en onda catarsis, apañando entre nosotros frente a las cosas que estábamos viviendo a nivel familiar, a nivel amoroso, no sé. Yo creo que esta comunión de la amistad, de inventarse una excusa para crear cosas, decir cosas, pasarlo bien, divertirnos y que se vuelvan más vivibles cuestiones que no estaban siendo tan tan gratas.
Hay un tema que se llama “Drogas”. Me llamó la atención. Su coro dice “alguna vez quisimos cambiar nuestra sangre por drogas y nos mimetizamos”. ¿Qué onda eso?
Camila: Tiene que ver con un desánimo energético. Dentro de la misma línea de lo angustioso que puede ser existir en este mundo y cómo de pronto las drogas o el abuso de ellas te lleva a un lugar súper oscuro. La canción tiene que ver con un impulso de querer salir de esas dinámicas para reinventarse.
Está la idea de escapar mediante el uso de las drogas, pero en eso de escapar se puede caer en algo peor que la vida cotidiana. ¿Algo así?
Javier: Si. De hecho, esa canción nació después de un viaje a Valparaíso y lo que conllevó ese viaje. Yo creo que, como cualquier consumo y abuso de alguna sustancia, tiene esta cuestión como ambivalente del placer y de la oscuridad, de viajar y de mal viajar. Son formas que no necesariamente van a ser o la una o la otra; como que conviven no más.
«Las canciones del disco son muy sobre el vértigo de no tener mucho a qué aferrarnos y no saber qué camino seguir».
Quería preguntarles por sus ocupaciones cotidianas, aparte de hacer música.
Javier: Soy fonoaudiólogo. Trabajo con chicos de kinder a octavo básico que tienen necesidades educativas especiales. Hay múltiples diagnósticos y que presentan alteraciones en lenguaje o habla, a eso me dedico.
Camila: Yo soy profe de arte. Llevo ocho años haciendo clases en colegios. Le he hecho clases a niños y niñas desde kinder a cuarto medio. También soy artista gráfica, pero el trabajo me roba mucha energía, así que últimamente no me he dedicado tanto como me gustaría a eso, pero igual siempre cuando puedo dibujar llega la inspiración. He podido cruzar música y docencia de artes gráficas trabajando con estudiantes de enseñanza media. Como en el colectivo de Artes Multimediales, pero en la actualidad no tengo esos cursos. Pasamos harto tiempo viendo vídeos musicales. Varios alumnos y alumnas se han hecho fans de las olas; después los he visto en las tocatas. En varias ocasiones he podido generar un vínculo más cercano con los y las estudiantes gracias a la música.
Marina: Trabajo en un taller de cerámica y hago una ayudantía de escultura en la universidad donde estudié. También hago ilustraciones, afiches, carátulas, ese tipo de cosas gráficas.
Matías: Yo soy profesor de lenguaje en un colegio. También estoy estudiando un Magister en Literatura para especializarme, porque me gusta harto pasar el rato leyendo, la verdad. También me gusta hacer collages y pasó mis días haciendo música, en bandas y también solo. Actualmente tengo un grupo paralelo que se llama Escándalo, tocamos punk influenciado por el punk 77.
Camila: ¡Javi también toca en Escándalo!
Javier: Si, en Escándalo y Rena en el siglo 40.
CDS: Y Aylén, ¿en qué más toca?
Javier: Toca en RUDA. También trabaja como trazador, algo relacionado con la soldadura.
Quiero terminar con un cliché: el futuro o el carpe diem.
Javier: Hay que vivir el presente. Hartas cosas están pasando. Todos tenemos intereses tanto en Las Olas como en otros proyectos que conllevan procesos creativos. Y creo que es importante,quizás quedarse con esa enseñanza un poco más de viejo, y no vivir en ese exitismo que te puede anular la cabeza y que después te lleva a no disfrutar las cosas. Si tocamos o no tocamos, si viajamos o no viajamos, ensayamos y ensayamos. El resultado es bonito. Vamos a seguir haciendo cosas; el disco está bacán. Nos quedamos con el presente.
Discos recomendados por Las Olas (Noispop)
Camila: Puronylon - Fichita
Matías: Hogar- Todos contra todos
Javier: Escándalo - Al compás de la revuelta
Marina: Hiroshi Yoshimura – Green
buenísimo el disco y la conversa <3
♡